viernes, 7 de noviembre de 2014

CUATRO MÁRTIRES (VI) : "Tipos Ganadores"




IV. Tipos ganadores


Podemos pensar, pues, que tenemos el inaudito privilegio de cuatro mártires laicos que nos marcan el camino.


Nos marcan el camino.


Nos dan la enseñanza de sus vidas y sus muertes.


Son triunfadores ganadores de la palma suprema, pero permítanme que añada ahora cuatro triunfos muy temporales y concretos suyos. Fueron ganadores. No fueron nada mediocres y ganaron batallas también en esta vida para la causa de Dios y de la Patria.


1. Testimonio inglés (Genta).

En la gloriosa guerra de Malvinas el mundo, y en especial los ingleses, quedaron admirados del patriotismo de los nuestros. Y tres escritores ingleses detectaron la causa:

“Las convicciones espirituales de los pilotos argentinos para lanzarse a la desigual batalla con el arrojo y la pericia con que lo hicieron, las fueron recibiendo del magisterio de Genta, autor prolífico, que defendía la devoción no a la Constitución sino a Dios y a la Patria»” (Hedí-Linklater-Gillman, The Falklands Warr, Londres 1982; traducción castellana: Una cara de la moneda, cap. 17, “El mirlo y el halcón”.

Llegará la hora en que lo pongamos en bronce en todas las plazas de la República. Bruno Jordán Genta El Primero, veterano de la guerra de Malvinas ganando batallas después de muerto.

2. La derrota del tercermundismo (Sacheri).

Un décimo de los sacerdotes del país adscribía, en los ´70, al tercermundismo. Pues bien, según la referencia del Coronel Guevara fue Sacheri el principal causante de su derrota. Dio el ejemplo con su salida al frente, le siguieron los sacerdotes, le siguieron los obispos. Sacheri un triunfador. 






Es que él nos enseñaba así la vocación del laico cristiano:



“Tal es la vocación propia del laico cristiano; aquello mismo que Pío XII designara con admirable expresión; la consecratio mundi. Me atrevo a decir que ésa y no otra es la gran lección que el laicado católico está llamado a dar, en las actuales circunstancias, a los progresistas en general y al clero en particular. En efecto, muchos son los clérigos que han perdido casi por completo su confianza en la verdad que tienen por misión predicar; bajo las elegantes etiquetas del «kerigma», del «profetismo», etc., cubren su profunda crisis de fe. Su íntima desconfianza no será superada sino en la medida en que los laicos asuman su tarea específica de remodelar el orden temporal según el Evangelio y las encíclicas pontificias. Tantos sacerdotes y obispos de fe tambaleante, propensos a ser arrastrados por la última novelería pseudoteológica o pastoral, recobrarán confianza cuando constaten que no sólo la doctrina social cristiana es una doctrina práctica, sino que para colmo es mucho más eficaz que todo lo vanamente intentado hasta la fecha para solucionar los problemas políticos y sociales. Ya dijo Pío XI [sic] en una ocasión, constatando tantos fracasos: «Se ha ensayado todo; ¿no habrá llegado la hora de ensayar la verdad?»” (p.42).

La faja del libro. Pero veo caras que me piden que les cuente la faja del libro, que califiqué de totalmente insólita, …pesimista… profética y hasta chocante, fea … y se la cuento advirtiendo que ella revela que él sabía en qué se había metido y asumía los riesgos con todo el cuero. La famosa faja del libro decía: “Seremos fusilados por curas bolcheviques”. El que pueda entender, que entienda. Y si no entiende, relea el comunicado de los asesinos.

3. Huelga trágica solucionada (Amelong).


¿Saben por qué lo matan a Amelong? Al parecer, lo matan cuando supo dialogar con la dirigencia izquierdista de la UOM (no guerrillera) y solucionar una huelga trágica que se llamó “de los 60 días” y traer un poco de paz a la ciudad y su zona. No se lo perdonaron.

4. “Larrabure nos venció”.

Son los dirigentes del ERP los que reconocen el triunfo de Larrabure. Al mantenerse íntegro en su vida religiosa, en su amor al Ejército y a su Patria, al no ceder al requerimiento de que se les plegara asesorándolos en la fabricación de armamentos, que era su especialidad, con gran habilidad, en medio de infinitos garabatos, poesías, cálculos, nos dejó la historia de su batalla, que no fue la menor en la lucha contra la marea comunista. No lo pudieron quebrar. Se mantuvo en sus trece, quiero decir en el amor a Dios, a la Patria, a su familia, a su Ejército. No colaboró y entregó su vida, pero se ocupó de dejarnos la historia del terrorismo erpiano y su modo de operar y de escarnecer los derechos naturales del hombre. “Larraburu en ese sentido nos derrotó”, le declaró a Germán Ferrari para el libro Símbolos y fantasmas, Arnold Bremer, alias Mattini, que sucedió a Santucho y Urteaga en la jefatura del ERP (p. 81). Y su muerte corroboró ante todo el país lo que significaba la guerrilla terrorista.

Los cuatro nos dejan su ejemplo, y la intercesión ante Dios por la Argentina.

Estamos en medio de una Argentina derrotada, vencida, apabullada, dividida, desorganizada, corrompida, prostituída, indefensa, asolada de afuera y de adentro, desgobernada, desjerarquizada, sin fuerzas armadas y sin universidad, sin soberanía política y económica, sometida a la usura y al poder mundial inmoralizante, sin clase dirigente episcopal – salvo pocas excepciones- que defienda a su pueblo, tenemos el inaudito privilegio de cuatro mártires laicos que nos marcan el camino.

Tenemos un país desvertebrado, donde se persigue a Cristo, donde la inmoralidad avanza al extremo de que tenemos una televisión prostibularia (dicho por Magdalena Ruiz Guiñazú; y Gerardo Sofovich dijo que la gente en la TV está enloquecida y vende su intimidad por cualquier cosa), donde la familia cada vez existe menos y se nos han salido con esta ley inicua y ridícula del “homomonio”, donde no hay participación ni representación política seria, donde no hay estado de derecho, donde tenemos la economía extranjerizada, donde casi el 40 % de la población es pobre y un 10 % miserable, donde es record la venta de autos y las ganancias de los bancos y donde los chicos se mueren de hambre y la única política contra la pobreza parece ser el clientelismo político, un Estado que no tiene fuerzas armadas ni policía ni seguridad ni sistema penal ni universidad.

No tenemos nada. Tenemos todos los males juntos y potenciados como una maldición sobre la Patria.

No tenemos casi nada a favor…

Pero tenemos al Primero, el laico filósofo porteño padre de familia Bruno Jordán Genta, al Segundo, el laico filósofo porteño padre de familia Carlos Alberto Sacheri, al Tercero, el laico ingeniero químico rosarino padre de familia Raúl Amelong, y al Cuarto, el laico ingeniero químico tucumano militar padre de familia Argentino del Valle Larrabure.

Tenemos a Dios con nosotros y si Uds. queridos amigos lo quieren y no arrugan, con la ayuda de la Virgen de Luján, tenemos el riquísimo patrimonio de estos cuatro mártires de Cristo Rey que presiden la marcha.


Cuatro estrellas que iluminan el glorioso amanecer argentino...

Héctor Hernández

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