domingo, 11 de octubre de 2015

PORTADOR DE CRISTO






“¡Ay de la tierra, címbalo alado,que está a la otra parte de los ríos de Etiopia,
a la cual envía embajadores por mar en barcos de papiro que corren sobre las aguas!
Id, mensajeros veloces, a la nación arrasada, rasgada, a aquel pueblo terrible,
después del cual no hay otro, a la nación que espera (…)” 
(Isaías 18, 1-2)



Cristóforo Colombo, ese es el nombre
que en la pila sagrada recibía,
un símbolo de Fe que contenía
el destino ignorado por el Hombre.

No fue su antojo que el mundo se asombre,
pues el Gran Poderoso le daría
la Gracia de cumplir la Profecía.
Verdadera razón de ser prohombre.

Porque así lo anunciaba la Escritura.
Isaías, en efecto, decía:
“Más allá de las aguas de Etiopía,
navegad y llevad la Fe más pura”.

Portador de Jesucristo en la hondura
inmensa que los mares contenía.
En tu Niña, Pinta o Santa María
navegabas trayectos de aventura.

Cuando al fin recorría el agua mansa,
una voz resonaba fuertemente.
¡Divisaron el nuevo continente!
Y el grito, ¡TIERRA!, que hasta el Cielo alcanza.

El alma de Colón ya no descansa,
ni se duerme la idea de su mente:
llenarlo todo con la llama ardiente
de la Fe, del Amor y la Esperanza.

Mas, pérfidos y oblicuos ocultaron
La antigua gloria de los que han pasado
con la firmeza de los que han sembrado,
la semilla prima que en vida honraron.

Y sumidos de Mundo entronizaron
la imagen infernal que han adorado,
la fría sangre con la que han saciado
a los dioses a quienes ofrendaron.

Los cobardes y llenos de maldad
hoy gozan al quitar su monumento.
Y borran de la historia el fundamento
que alumbra con el faro de Verdad.


Mas, quien quiera forjar la Cristiandad,
y vencer el malsano sentimiento
deberá retornar al fiel cimiento
de la noble y gloriosa Hispanidad.


(Eduardo Peralta)

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