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martes, 31 de marzo de 2015

EL BAUTISMO DE LA PATRIA: LA PRIMERA MISA EN ARGENTINA

 
   A 495 años de la Primera Misa en territorio Argentino publicamos el siguiente texto y poema del Prof. Antonio Caponnetto. (El texto siguiente fue escrito en 2010)
 
   El 1º de abril de 1520, en el actual Puerto San Julián, pro­vin­cia de Santa Cruz, se cele­bró por vez pri­mera la Santa Misa en lo que es hoy nues­tro terri­to­rio nacio­nal. Era enton­ces ese día la fes­ti­vi­dad del Domingo de Ramos. La orden fue impar­tida por Her­nando de Maga­lla­nes, y el cele­brante fue el sacer­dote espa­ñol, nacido en Écija, Pedro de Valderrama.
   Si cree­mos que la his­to­ria es Cris­to­cén­trica, si afir­ma­mos que Jesu­cristo es el eje de la His­to­ria y que los siglos giran a su alre­de­dor, éste es el día en que nació la patria argen­tina, sin men­gua de recor­dar siem­pre el 12 de octu­bre de 1492, cuando se inau­guró la gran nación hispanoamericana.
   Al cum­plirse los 450 años de este tras­cen­den­tal suceso, Paulo VI remi­tió una Carta, fechada el 19 de marzo de 1970, pidiendo que “la Euca­ris­tía, per­pe­tua­ción de la Ultima Cena y del Sacri­fi­cio del Gól­gota, sea siem­pre y efec­ti­va­mente, en la tra­yec­to­ria de la comu­ni­dad cató­lica nacio­nal y en la vida de cada uno de sus miem­bros, un sacra­mento de pie­dad que los man­tenga fuer­tes y fieles”.
   En este año 2010 se cum­plen 490 años de esta pri­mera misa, y mucho nos teme­mos que la fecha pase casi inad­ver­tida, en medio de un sin­fín de fes­te­jos men­da­ces sobre el Bicen­te­na­rio. Entre esas men­da­ci­da­des, pre­ci­sa­mente, es la mayor sos­te­ner que el 25 de Mayo de 1810 nació la patria, segre­gando esta fecha y su sen­tido de toda raíz his­pá­nica y cató­lica. Tal la pos­tura ofi­cial del ideo­lo­gismo libe­ral y marxista.
   La patria argen­tina, hablando con pro­pie­dad, tiene esta olvi­dada y trai­cio­nada fecha de ori­gen: 1º de abril de 1520. El día en que por pri­mera vez –en un sitio pata­gó­nico al que toda­vía reme­mora un aus­tero monu­mento– Cristo Jesús se quedó con noso­tros per­pe­tua­mente en el Sacra­mento Eucarístico. (...)


Museo "Nao Victoria" en el Puerto San Julián
   
 
Todo es sur en la tie­rra, en el mar o en el aire,
sure­ñas las jari­llas reca­ma­das de abril.
Meri­dio­nal el molle, las reta­mas, los cactus,
inau­gu­rando ver­des, ali­neando un pretil.
 
Todo es sur sobre el agua, la garza fugitiva,
fun­dando con sus alas los sen­de­ros costeños,
medio­día el pai­saje soleado de gramíneas,
son aus­tra­les los talas, sufri­dos y abajeños.
 
Lobe­rías insom­nes ven lle­gar cinco naves,
las mira el hori­zonte de San Julián al este.
Las ven los cor­mo­ra­nes con mile­nios de asombros,
y el pata­gón bra­vío que impa­cienta su hueste.
 
La Nao Capi­tana lleva anclada en su casco,
Tri­ni­dad, la pala­bra que le marca un destino.
El mesana fla­mea la ban­dera de España,
pero el más­til de proa roza un cielo argentino.
 
Bajan aque­llos hom­bres como bajan los héroes,
mar­cial­mente calla­dos, superando pesares,
la cica­triz por yelmo cuando hasta al alma hiere,
la dura peri­pe­cia cla­vada en los ijares.
 
Maga­lla­nes, quien sabe, si cayó de rodillas,
si añoró de San­lú­car sus pue­ble­ri­nos tramos,
junto a un mapa sin bor­des, su anta­ñón calendario
le mar­caba la fiesta del Domingo de Ramos.
 
Como aquel que ben­dice los soplos de los vientos
su mano trazó el sitio del mayor abordaje:
el altar con la cruz, el sagra­rio, los cirios,
un reta­blo de océano hecho espuma y celaje.
 
Ima­gino los bra­zos que aca­rrea­ron las piedras,
moja­dos de sali­tre, heri­dos del casquijo,
para dar forma al ara de gól­gota y de mesa
eri­giendo en la cima, aus­tero, el Crucifijo.
 
Pedro de Val­de­rrama se reviste despacio,
se recuerda muy joven en su hogar ecijano,
el cín­gulo lo afe­rra, la casu­lla lo inviste,
se inclina con un beso sobre el misal romano.
 
Con­tri­tos, genu­fle­xos, mari­nos o soldados,
vete­ra­nos de haza­ñas con­tra el moro tenaz,
con­tem­plan la hos­tia blanca, la con­tem­pla el nativo,
for­man arcos de olivo sobre esa patria agraz.
 
Algo que ahora lla­ma­mos lágri­mas de alegría
y que enton­ces fue estío mojando las acacias,
retumbó en el desierto ante el pri­mer Pan Vivo,
al Ite missa est decían: Deo gratias.


(Antonio Caponnetto)

4 comentarios:

  1. Yo con Alicia Susana estuvimos ahí en Enero de 2012 , con Empresa YAFAR.

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  2. La patria es algo que siempre debemos honrrar.

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  3. Bello el poema,para la santa misa para tan bella patria.Jesuscristo reina.

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