“He
combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la
fe.” (II Tim.4,7)
El
Señor se vale a veces de ciertos hombres para bendecir a algunas naciones, y
“sanar” algunas épocas de la historia, alimentándonos la esperanza a través del
conocimiento de sus virtudes, sus obras, y su pensamiento, sobre todo cuando éste no hace sino orientar a
las almas no hacia sí mismo o hacia las novedades de su tiempo, sino hacia la
Verdad imperecedera; hacia el Sol, y no hacia los espejismos.
Es
el caso del gran filósofo argentino hoy fallecido Alberto Caturelli, para
quienes tuvimos la gracia de conocerlo personalmente y percibir diáfanamente
una bonhomía difícil de hallar y de describir…
Había
nacido el 20 de mayo de 1927 en Villa del Arroyito, cerca de la ciudad de
Córdoba, República Argentina. Licenciado en Filosofía por la Universidad
de Córdoba en el año 1949 y doctorado en la misma Universidad en 1953. En la
histórica «Casa de Trejo» cumplió una larga carrera docente como profesor,
entre los años 1953 y 1993. Fue profesor de Historia de la Filosofía Medieval e
Investigador Superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (Conicet), el principal organismo dedicado a la promoción de la
ciencia y la tecnología en la Argentina, a cuya vida institucional estuvo
vinculado muchos años.
Fue
distinguido con el Premio Nacional de Filosofía, provincia de Santa Fe, (1965 a
1970), el Premio Consagración Nacional de Filosofía (1983), el Premio
Internacional de Filosofía “Michele F. Sciacca", Italia (1987).
Fue
miembro honorario de la Pontificia Academia ProVita, designado por el Sumo Pontífice
en el año 1996. Doctor honoris causa de las universidades de Génova, -Italia-;
de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Méjico); Universidad
John F. Kennedy –Bs.As.- y de la Universidad FASTA, -Argentina-, entre
otras. Director de la revista Filosofar Cristiano, y miembro de
redacción de las revistas filosóficas Sapientia (UCA), Gladius, Epiméleia
(Bs.As.), Oggi (Génova) y de la Revista rosminiana Stresa.
Además
de su innegable trayectoria ha tenido participación en la vida cultural de la
Iglesia Católica, siendo un ejemplar defensor de la Familia y del Orden
Natural.
Fue
Miembro de una veintena de sociedades y academias de Argentina, Brasil, Italia,
Méjico, Francia, Estados Unidos y Grecia, y miembro activo de más de un
centenar de congresos nacionales e internacionales: Argentina, Chile, Brasil,
Ecuador, Colombia, Méjico, España, Italia, Polonia, Alemania y Grecia.
Organizador del II Congreso Nacional de Filosofía (Altagracia, Córdoba), año
1971, y del I Congreso de Filosofía Cristiana en 1979.
Presidente
de los Congresos Católicos de Filosofía desde 1981, hasta 1995 y de la Sociedad
Católica de Filosofía. Vicepresidente de la Sociedad Católica Interamericana de
Filosofía.
Publicó treinta y cuatro volúmenes (*) y más de medio millar de artículos en revistas de América y Europa. Su obra se caracteriza por desarrollarse en dos planos: uno especulativo, en el cual expone su pensamiento teórico, y otro de investigación histórica, especialmente orientado a la reconstrucción del pensamiento nacional. Algunas de sus obras han sido publicadas por editoriales españolas, mejicanas e italianas.
Publicó treinta y cuatro volúmenes (*) y más de medio millar de artículos en revistas de América y Europa. Su obra se caracteriza por desarrollarse en dos planos: uno especulativo, en el cual expone su pensamiento teórico, y otro de investigación histórica, especialmente orientado a la reconstrucción del pensamiento nacional. Algunas de sus obras han sido publicadas por editoriales españolas, mejicanas e italianas.
En
su exhaustiva y voluminosa obra “Historia de la Filosofía en la Argentina
1600-2000”, se advierte el rigor y profundidad de análisis que suele
mantener también en la observación de la realidad:
« …La obra no ofrece grandes divisiones por épocas o por siglos. Simplemente se desarrolla desde el capítulo I hasta el XXXIII, desde el año 1600 al 2000, mostrando así la continuidad de cuatro siglos de pensamiento que es como la savia vital de la Argentina. El criterio esencial que ha dirigido mi tarea ha sido, ante todo, el valor intrínseco de las obras y de los autores. No han influido en mi trabajo la fama ocasional o la “promoción” de algunos nombres como resultado de publicidad pasajera o de la accidental utilización del poder. El único criterio ha sido el del valor intrínseco de la obra (extensa, breve o brevísima, hermosa o pobremente editada) yaunque su autor haya sido un “desconocido"…
Pero
esta trayectoria y capacidad académica, de singular envergadura, sólo da cuenta
de la capacidad intelectual de un hombre que sin embargo, siempre se
destacó por una extraordinaria calidez, sencillez y humildad en el trato con
discípulos, alumnos, y público en general, procurando ser fiel a su
padre Santo Domingo (era terciario dominico). Significativamente fue llamado
por el Padre en la fiesta de San Francisco, a quien también profesaba una
especial devoción.
Si
muchas veces se presenta la falsa dialéctica entre acción y contemplación,
creemos que la propia vida de Alberto Caturelli es una buena desmentida a esta
impostura, pues el filósofo nunca necesitó “relegar al hombre” a un segundo
plano. Muestra de ello fue no sólo su fidelidad a la familia y a la vida, en
tanto esposo fidelísimo y padre de familia numerosa, sino
especialmente por su unidad ejemplar con Celia, su encantadora esposa,
secretaria, asistente, consejera…Recordamos cuando lo invitamos por primera vez
a uno de los Encuentros de Formación Católica de Bs.As -en los cuales los
miembros del C.F.San Bernardo de Claraval disfrutamos de su compañía durante
varios años-, que su primera “condición” fue no asistir solo, sino con ella, en
un no disimulado y solícito amor esponsal. El recuerdo de ambos en aquellos
días, siempre juntos, emprendedores y entusiastas para todo lo que significase
un servicio al Bien y a la Verdad, nos llena el alma de luz y de consuelo, y ha
significado para muchos jóvenes un modelo auténtico de unidad profunda,
cimentada en las miradas convergentes hacia el Ser, en circunstancias felices y
amargas de la vida…
Y
así como corregía las ediciones de sus libros y acomodaba detalles de sus
viajes, también partió Celia hace casi un par de años de este mundo,
seguramente para prepararle mejor a su esposo la Partida. Esto no parece
descabellado, atendiendo su obra “Dos, una sola carne -metafísica,
teología y mística del matrimonio y la familia-”,demorada y exquisita
profundización de este misterio de unidad, donde señala:
“El amor conyugal es susceptible de crecimiento progresivo, siempre inexhausto en el tiempo, y por eso, en estado de disponibilidad para la eternidad. En el último instante del tiempo de uno de ellos, termina el matrimonio, pero no el amor inscripto en la eternidad. Por eso, quienes bien se aman, esperan, allende el matrimonio, una entrega mutua en la eternidad de la contemplación del Tú divino que es Amor. De ahí que el amor conyugal, aunque termine en el tiempo, cuando es más fuerte que la muerte, tienda a fundirse con el amor divino; en este sentido, todo amor absoluto es amor teándrico. Todo cuanto he dicho está en las entrañas y es el fundamento de la sociedad familiar. Hay que bucear aquí.” (Gladius, Buenos Aires, 2005, p.125).
A
propósito de este “buceo", para cuando el lector tenga un poco más de
tiempo, dejamos estos videos de una conferencia de innegable actualidad
pronunciada en la provincia de San Luis, sobre Matrimonio y Familia:
Y
como alma enamorada ante todo, del Ser (Bien, Verdad y Belleza), sabía
reaccionar con la razón y el corazón ante la presencia de la mentira, del error
y del pecado. En “El abismo del Mal”, no se limita a la
consideración metafísica del tema, sino también de sus repercusiones morales,
analizando las múltiples manifestaciones del “Cainismo” en la Sagrada
Escritura, en la historia y en la antropología.
“La
humanidad presente, que lleva en su propio desarrollo histórico la inextricable
mezcla del trigo y la cizaña, parece ser pura cizaña. La abundancia de la
cizaña impide ver el trigo e impide percibir el “resto de Israel”. Ninguno de
los grados de la vida espiritual cristiana puede verse claramente; en cambio,
la de-gradación regresiva de las tinieblas sí se ve y también se ve cómo anega
al “resto fiel”. No se percibe la “noche luminosa” de la vida
cristiana; sí se percibe el falso “iluminismo” de las tinieblas exteriores. Tal
es la des-gracia radical del hombre de hoy.” (Gladius, Bs.As., 2007, p.227)
No
obstante, nunca hay cabida en la obra de Caturelli para la
desesperación. Por el contrario, su análisis de la realidad es siempre
crudamente realista y racional, sin refugiarse en el idealismo progresista de
la sin-razón (o del racionalismo, que al fin es lo mismo…), sino iluminado
siempre por una profunda y serena fe, que sacia la sed profunda de la razón por
la Verdad. Esta obra finaliza con una sugerente reflexión sobre el episodio
de Nuestro Señor con la Samaritana -figura de la Iglesia de los gentiles-:
“No existe mal, no hay pecado que se resista; solamente el libre rechazo de la gracia (el pecado contra el Espíritu) no quiere apagar la sed, corta la comunicación con la Fuente y en el fondo, se entrega al adulterio absoluto con el demonio; salvo el libre albedrío que dice no y prefiere morir con la segunda muerte, el que beba de esa Agua no volverá a tener sed: en el simbolismo del texto, mientras el agua material corre hacia abajo, el agua espiritual unida a la Fuente “asciende” a la vida eterna hasta la unión esponsal con Cristo. En un extremo, el abismo de tinieblas; en el otro, la Luz incandescente; en un extremo la sequía, en el otro el Agua viva…” (op.cit. p.237)
Pensamos
que así como las almas deberán dar cuenta de los talentos recibidos, algo
semejante deberá pasar con las naciones, y quizá algún día el Juez
Supremo nos examine a los argentinos según hayamos aprovechado y difundido las
gracias que nos ha dado en el don de estos maestros de vida y de doctrina, para
dar abundante fruto para la construcción del Reino.
Existen tesis de licenciatura y de doctorado sobre el pensamiento de Caturelli en universidades de Brasil, Méjico y España, como así también numerosa bibliografía sobre su obra escrita. No obstante, y aunque parezca mentira, hay que decir con profunda vergüenza que en nuestro país es para muchos honrados filósofos, un gran desconocido. ¿Cómo es esto posible? Porque nuestras universidades -incluso las llamadas católicas- han cedido a la imposición “oficial” de la bibliografía consagrada de una serie de autores para quienes la metafísica es poco menos que ciencia ficción, y el realismo no pasa de ser “una opción más” entre tantas. Y de aquella filosofía, esta teología… Como me respondía muy suelto de cuerpo un sacerdote a quien le pregunté si su prédica la sacaba del “evangelio según san Hegel”: “-¿Y qué otro querés que tenga, si no..?”
Existen tesis de licenciatura y de doctorado sobre el pensamiento de Caturelli en universidades de Brasil, Méjico y España, como así también numerosa bibliografía sobre su obra escrita. No obstante, y aunque parezca mentira, hay que decir con profunda vergüenza que en nuestro país es para muchos honrados filósofos, un gran desconocido. ¿Cómo es esto posible? Porque nuestras universidades -incluso las llamadas católicas- han cedido a la imposición “oficial” de la bibliografía consagrada de una serie de autores para quienes la metafísica es poco menos que ciencia ficción, y el realismo no pasa de ser “una opción más” entre tantas. Y de aquella filosofía, esta teología… Como me respondía muy suelto de cuerpo un sacerdote a quien le pregunté si su prédica la sacaba del “evangelio según san Hegel”: “-¿Y qué otro querés que tenga, si no..?”
Es
comprensible entonces, que entre las cruces personales que haya tenido que
sufrir este católico ejemplar haya estado la expresa prohibición de enseñar en
algunas diócesis gobernadas por enemigos de todo lo que sonara a Tradición. Que
cuenten ciertos jóvenes de cierta provincia argentina, cómo fue que su obispo
les prohibió organizar un ciclo de conferencias, porque entre sus oradores
estaba Alberto Caturelli…¡Qué bien sabía él de las catacumbas del mundo
presente, sobre todo en la Argentina!
Hoy no
nos cabe duda de que Cristo Rey y Su Santísima Madre le recompensarán con
creces su infatigable caridad en servicio a la Verdad crucificada. Sirvan
estas líneas como cariñoso homenaje, esperando de los lectores una oración por
su eterno descanso, ¡para que llegue pronto a ver a Nuestro Señor, y allí nos
espere!.
María Virginia Olivera de Gristelli.
Visto en: www.infocatolica.com
……………………………………………………..
(*)
Mencionamos algunas de sus obras:
Donoso
Cortés. Ensayo sobre su filosofía de la historia (Córdoba 1958); El filosofar como
decisión y compromiso (Córdoba 1958); El hombre y la historia(Guadalupe,
Buenos Aires 1959 - 2ª ed. Folia Universitaria, Guadalajara, México 2005); Tántalo.
De lo negativo en el hombre (Córdoba 1960); America bifronte.
Ensayo de ontología y filosofía de la Historia (Troquel, Buenos Aires
1961); La Universidad (Imprenta de la Universidad, Córdoba
1963); La filosofía (Gredos, Madrid 1966, 1977); La
Iglesia Católica y las catacumbas de hoy (Almena, Buenos Aires 1971;
2ª ed. aumentada, Gladius, Buenos Aires 2006); Metafísica del trabajo(Huemul,
Buenos Aires 1982; 2ª ed. Folia Universitaria, Guadalajara, México 2002);Reflexiones
para una filosofía cristiana de la educación (Córdoba 1982; 2ª ed.
Folia Universitaria, Guadalajara, México 2002); La Metafísica cristiana
en el pensamiento occidental (Cruzamante, Buenos Aires 1983); Michele
Federico Sciacca, metafisica de la integralidad (3 vols., Studio
editoriale di cultura, Génova 1990); El Nuevo Mundo (Upaep-Edamex,
México 1991; trad. italiana por P. P. Ottonello, Ares, Milano 1992 y Ed.
Santiago Apóstol, Bs.As., 1992;); La Patria y el orden temporal (Gladius,
Buenos Aires 1993); La libertad (Centro de Estudios
Filosóficos, Córdoba 1997); Historia de la filosofía en la Argentina,
1600-2000(Ciudad Argentina, Buenos Aires 2001); La historia
interior (Gladius, Buenos Aires 2004); Dos, una sola carne.
Metafísica, teología y mística del matrimonio y la familia (Gladius,
Buenos Aires 2005; trad. italiana y prólogo de P. P. Ottonello, Ares, Milano
2006); El abismo del mal (Gladius, Buenos Aires 2007); Examen crítico
del liberalismo como concepción del mundo (Gladius, Buenos Aires 2008
y Fundación Gratis Date, Pamplona).
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