(Refutación breve de un argumento a favor del aborto)
A partir de
la apertura del debate sobre la despenalización del aborto nos hemos encontrado
con diferentes posturas, perspectivas y, sobre todo, con una gran cantidad de
argumentos, ya sean a favor o en contra, con datos científicos y evidencia, así
como con simples subjetividades que piden ser escuchadas y tomadas como la verdad. Dentro del amplio abanico de
argumentos a favor de la despenalización/legalización, oímos decir que “el embrión
no tiene los mismos derechos que una persona”[1]. Aquí mismo
es donde hemos de hacer hincapié.
Abordaremos
primero algunas nociones que nos ayudarán a ponernos en contexto. Hablemos
primero de derechos. Amnistía
Internacional -organización que promueve la práctica del aborto-, explica en su
página web lo siguiente: “los derechos
establecen las condiciones indispensables para garantizar la dignidad humana y
hacer que las personas vivan en un entorno de libertad, justicia y paz”[2]. Se habla,
entonces, de derecho a la igualdad, al asilo, a no sufrir tortura, a la
libertad de expresión y de conciencia, pero el principal derecho sobre el cual
se cimientan los demás, es el derecho a la vida. “Todos los seres humanos tenemos derecho a vivir libres y con seguridad.
Nadie tiene derecho a privar de vida a otra persona”. El aborto voluntario
es un atentado contra la vida del ser humano en sus etapas embrionaria y fetal
y, por lo tanto, una vulneración del primer derecho humano fundamental.
En el
contexto de nuestro país, debemos mencionar aquellos tratados internacionales
en los cuales se reserva el respeto a la vida, entendida ésta como un derecho
fundamental. De este modo la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el
Pacto de San José de Costa Rica (1969), afirma que “los derechos esenciales del
hombre no nacen del hecho de pertenecer a un Estado, sino que tienen como
fundamento los atributos de la persona humana (...)”. El mismo pacto, en el
Capítulo segundo de la Parte Primera (art. 4), indica expresamente que “toda
persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido
por la ley y, en general, a partir del
momento de la concepción. Nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente”. Paralelamente la Ley
Nacional N° 23.849, en la cual se acepta la Convención Sobre los Derechos del
Niño adoptada en la Asamblea General de las Naciones Unidas en New York (1989),
manifiesta en su artículo tercero que nuestro país “entiende por niño todo ser
humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad”.
Aclarada
esta cuestión, lo que se arguye es que el embrión o feto no son personas
humanas y por lo tanto están exentas de gozar de los derechos recién
mencionados. ¿Qué nos dice la ciencia sobre
esto? La ciencia en general y especialmente la Genética, la Biología Celular y
la Embriología concuerdan en que la vida
humana comienza en el mismo instante
de la concepción. No hay seres vivos prehumanos sin especie alguna. Es
decir, un ser vivo de la especie humana es un ser humano. Negar la categoría de
persona a algún ser humano pone en riesgo todos los derechos humanos. Si es un
ser humano, es persona.[3] Entendemos "persona humana", tal como lo define Boecio y como también lo trata Santo Tomás de Aquino en la q. 29 de la Prima Pars, de la Summa Theologiae: individua sustantia rationalis naturae (sustancia individual de naturaleza racional).
Ahora bien,
ahondando un poco más en los conceptos trabajados, cabe decir que no hay acción
humana que no tenga una dimensión moral, por lo que las cuestiones del derecho
y de la medicina están necesariamente subordinadas a la ética, dado que ambas
ciencias versan sobre las acciones humanas. La Ética es una ciencia que abarca
de modo integral toda actividad humana libre. Al mismo tiempo la práctica de la
ciencia médica es una actividad humana y por lo tanto una actividad moral[4]. Está
comprobado que una colectividad, cuando no vive de acuerdo con los principios
éticos, acaba en una situación deshumanizada que rebaja la dignidad propia de
la persona y hace imposible la vida social.
Para
concluir debemos decir que es imposible desterrar la moral de este debate, así
como también resulta impensable seguir sosteniendo que el embrión no es persona
o que no posee los mismos derechos que un ser humano ya nacido. Negar estos
principios implica anular toda objetividad posible del pensamiento abriendo
paso a cualquier argumentación carente de lógica pero abundante en falacias.
Agostina
Montañez.
Junio de
2018.
[3] https://www.bioeticaweb.com/lo-que-dice-la-biologasa-sobre-el-comienzo-de-la-vida-humana-individual/#_ednref12
[4] Cfr.
BASSO, Domingo. Los fundamentos de la
moral. Centro de investigaciones en ética biomédica. Bs. As. 1990.