"Nada está tan cerca de la divinidad como la niñez,
que es la humanidad recién salida de la divinidad."
(Ignacio B. Anzoátegui, Defensa de la niñez)
Hoy
es mi cumpleaños número veintiocho. En este día me gusta recordar las palabras
de mi madre. Ella no está en este mundo terrenal desde hace casi tres años.
Cuando la tenía recibía sus cariños y palabras amorosas, pero hoy puedo
evocarla meditando cada una de las líneas de una carta que me envió estando yo
por Buenos Aires. Palabras que son el mensaje constante que recibo desde el
Cielo.
Dios
en su Providencia hizo que el testimonio no quedara sólo en las mentes y corazones
de los que presenciaron los hechos, sino que está ahí patente en estos tiempos en que
la cultura de la muerte avanza como un fuego sobre hierba seca. Sin embargo, el
fuego del amor es todavía más abrasador.
En
estos días todavía sentimos el dolor de la muerte cruel de la niña
Esperanza, en Jujuy, provocada por manos y mentes asesinas escondidas detrás de un pañuelo verde, un escritorio, una banca judicial o revestidas de un guardapolvo blanco, lo
mismo da. Con apenas 26 semanas se nos fue Esperanza, Dios la tenga en el Cielo
preparado para ella. Son muchas las historias de lucha por la vida de un
pequeño corazón que late. Por la batalla de Esperanza y la de tantos otros, para
renovarnos en la contienda por la Verdad y especialmente por la restauración del
orden social cristiano, comparto esta conmovedora carta que recuerda un
nacimiento prematuro de 26 semanas. Porque la Esperanza, virtud teologal por la
que esperamos que el Reino de Cristo venga a nosotros y a su vez nosotros aguardamos vivir eternamente en él, es precisamente lo que
no se debe perder.
Mi madre fue una luchadora incansable
por la vida, asistiendo incluso a los Encuentros Autoconvocados de Mujeres,
enfrentándose cara a cara con las hordas aborteras. Esta vez la lectura me
lleva a reflexionar lo siguiente: no podemos establecer nuestro combate por la
Vida y la Familia si no es con la ayuda del Cielo y para eso necesitamos expresar pública y
valientemente nuestra Fe. La Familia y la Vida se defienden Rosario en mano
y con la Cruz por delante, como los grandes que han emprendido nobles y
heroicas cruzadas. Lo demás es quimera prometeica o la misma ilusión de la
torre de Babel.
Eduardo Peralta.
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Querido Hijo:
Lo
que cuenta este mail, sucedió en marzo de 1991, también tú naciste en ese año
[Nota: se trata de una historia que circulaba por mail, que relataba el milagro
de vida de un bebé de 24 semanas titulado“El
olor que no se olvida”]. Y con
cero posibilidades de vida. Pero sé positivamente que Él y su Madre estaban
allí en todo momento, al lado de tu incubadora cuidando e iluminando a médicos
y enfermeras quienes con tanto amor te atendían. Qué duro fue para mí escuchar
las palabras del neonatólogo antes de entrar a verte. “Señora su hijo no tiene ninguna posibilidad de vida, tiene una membrana
hialina en sus pulmones, los que no recibieron tampoco maduración en el
embarazo ya que no había amenaza de parto prematuro”.
Pero
fue así, naciste sin más y la respuesta de la ciencia era esta: “en unas horas
morirá. Hágase la idea, porque estos niños no se salvan”. Cuando entré pensé
encontrar un pequeño en la incubadora y mi corazón se partió al verte todo
entubado con cables por todos lados, tan pequeñito. Sólo nos quedaba buscar la
respuesta de Dios. Y fue a Él a quien nos encomendamos. Él y María te acunaban
cuando partía después de sacarme mi leche, para que te alimentaras por sonda,
ya que por tu tamaño y gravedad, no podía amamantarte. No sabés la angustia que
me daba dejarte allí solito, y con cuánta angustia llegaba al día siguiente
pensando que quizás ya no vivías. Para una madre que espera con tanta alegría a
su hijo, es terrible pasar dos meses sin su pequeño. Pero confié en Dios y
sabía que eras de Dios. Por ello a Él oraba y suplicaba diciéndole que aceptaba
su voluntad de llevarte de éste mundo o dejarte. Y por ello te entregué como la
ofrenda más preciada, un pedazo de mi ser y en ello todo el dolor físico y
espiritual que conlleva ese momento tan difícil para una mamá.
Pero
los días pasaban y todo era igual. El mismo pronóstico y con más
complicaciones, diarreas de la nada, soplo al corazón, transfusiones, baja de
peso. Todo mal. En la pared del hall de la Terapia, había una lista con los
nombres de los bebés y un informe del estado. Todos aumentaban 1, 2 o 3 gramos
de peso. Todo un logro [Nota: nací con 1,780 kg y bajé de peso a 1,100 kg]. Mientras tu nombre sólo iba acompañado de “Estado
crítico”.
Recibiste
el agua del socorro y en ello la
tranquilidad de que ya llevabas el sello divinoo [Nota: agua del socorro es una expresión para denominar al bautismo cuando es de urgencia. Se trata del bautismo sacramental. En este caso el "ministro" del sacramento fue una enfermera. Cuando esto sucede, posteriormente se completa el rito]. Pero todo por gracia de Dios
empezó a mejorar y de apoco te fueron sacando tubos y empezabas a respirar
solito. Y así pudimos acariciarte y pusimos la cajita musical dentro de la
incubadora para estimularte. Era un ángel tocando el piano. Un día yo me
resfrié y no podía tocarte, entraba con barbijo. Hasta que una enfermera me
dijo, “lo va a tocar, porque su hijo si
no recibe el estímulo de la piel de sus manos, se está dejando morir, y mueren
señora, es increíble”. Yo metía las manos por los agujeros de la
incubadora, te tocaba y hablaba al igual que papá. Pero qué importante es la
presencia de la madre. No entiendo cómo pueden abortar o abandonar sus hijos
algunas mujeres. Bueno, así volviste a
recuperar los reflejos porque te estabas deprimiendo lo que no te acariciaba.
¿Increíble no?
Cumpliste
un mes y las enfermeras amorosas, adornaron con globos la terapia y la
incubadora con un cartel. Qué raro “¡Feliz cumple mes Eduardito!” Era una
alegría muy grande para todos los que aprecian la vida. Por supuesto la Nona
Martha con su amor y ganas de sorprender te hizo y llevó una torta con un reloj
que marcaba la hora en que naciste.
Qué
feliz me sentí un día que te sacaron de
la incubadora y me pidieron que te pusiera en mi pecho desnudo para que
sintieras mi calor. Le llaman mamás
canguro. Del calor artificial de la incubadora, al calor imposible de comprar
e irradiar por el mejor artefacto jamás inventado. El calor de mamá.
Recién
al mes y medio poder abrazarte fue uno de los más bellos regalos y las lágrimas
más felices. Luego vino otro regalo, pasaste de la incubadora a la cunita y por
primera vez te amamanté. Tu papá me miraba y vigilaba desde la puerta pensando
que te me ibas a caer. Pero eso no se aprende, Dios ilumina a las mamás con una
enseñanza que no sale en ningún libro sino que está impreso en el corazón de
una madre. ¡¡¡Qué bello e incomparable momento el amamantarte!!!
Luego
llegó el alta y te llevamos a casa
con dos meses y 2,100 kgs. Fue un jueves y el sábado tu bautismo. Llevabas el
mejor olor, el olor que no se olvida. El olor a Jesús.
Es
así que desde tu concepción llevas el olor a Jesús porque nunca te abandonó y
espero que tú nunca lo abandones a Él y le seas Fiel. Traté con el espíritu de
madre de inculcarte y crearte un entorno sano en la enseñanza de Jesús. Tu
padre me acompañó en esto. Y hoy puedo decirte que todavía llevas el aroma de
Jesús.
Hoy
en el día del estudiante te saludo y te regalo mis oraciones por vos (…).
Que
tus sentidos siempre te recuerden que Él siempre te acompañó desde tu
concepción. Y hoy más que nunca debe quedar su aroma impregnado en tu mente, en
tu corazón y en todo tu ser. Aroma que se traduce en santidad.
Que
hoy, también en esta primavera, renazca con fervor el rezo del Rosario como la
más bella corona de rosas ofrendada a Ella nuestra Madre, la que estuvo está y
estará cuidándote y mimándote siempre.
(…)
¡¡¡Feliz
día del Estudiante y Feliz día de la primavera, sangre de mi sangre, corazón de
mi corazón!!!
Mamá Laura.
San Juan, 21 de septiembre de 2010.
Bendito sea Dios! Que testimonio para nuestros días en que la oscuridad de la cultura de la muerte parece empañar este milagro magno...maravilloso...precioso de la maternidad... Y...en este caso, maternidad espiritual, tan luminosa, tan pura y heroica. Gracias! Que Laura interceda desde el Cielo por los niños por nacer..con la misma ternura y fidelidad.
ResponderEliminarMuchas gracias. Es cierto, tanta oscuridad parece opacar estos milagros. Pero la Verdad y el Bien brillanbm por sí mismos con radiante Belleza. Como dijo Rubén Darío:
Eliminar"puede una gota de lodo
sobre un diamante caer.
Puede también, de este modo,
su fulgor oscurecer.
Pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante.
Y ha de ser siempre diamante
por más que lo moanche el cielo."
Abrazo.
Hermoso testimonio Edu. Ver una vez más plasmado en palabras, ya que tuve el privilegio de compartir con tu mamá muchas actividades apostólicas, un corazón colmado de amor, colmado de Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Moni. Así es. Que ella interceda por nosotros.
EliminarBellísimo testimonio de vida, tuya, de mamá y de ese ser supremo que siempre está. Abrazos
ResponderEliminarHermoso amigo, muy bello!
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